lunes, 22 de abril de 2013

FALLO TRAS FALLO - NADA QUE ENSEÑAR - DA MUCHO QUE PENSAR






                                    TODO ES CAZAR

               FALLO TRAS FALLO Y NADA COBRADO

                                   OTRO DIA SERA



Días fallones, víspera de éxitos, esto  es de obligado cumplimiento, todos en algún momento
Hemos tenido un día malo,  alguno algún día más.
Lo importante es disfrutar con ellos - nuestros Soldados

 Ese momento de la mañana que te parece que puede ser para recordar, que tus soldados
están muy atentos,  deseosos de emprender la búsqueda. Mi padre estaba diciendo, que me adelantara, para poder sacar él sus dos perras  para que no se fueran todos  con migo.
Teníamos, cuatro soldados, el Sr. Santamaría salía con la Noak   una Epagneul  Frances , y Cleo  una Epagneul  Bretón. Yo con un Braco el Tristón y Lis una Perdiguera.

Mi braco Tristón y mi perdiguera Lis
Normal mente, la perdiz la solía cazar con un perro durante dos horas y volvía trascurrido ese tiempo a por el otro.
En una entrada, comentaba el problema de la altura en ciertos cazaderos que rondan  los 1000 metros sobre el  nivel del mar, la mala oxigenación agudiza el cansancio y a última hora cuando las perdices se amagan, el perro tiene que estar fresco y seguro.

Mi epagneul Frances Noak

A un cuando el trabajo duro lo haya realizado otro antes.
El  coto  contaba, con una zona arrendada, y la otra, para los propietarios y residentes, teníamos  un poco  de todo, conejo, perdiz, liebre, y alguna becada ya avanzado el invierno.
Nuestro cazadero, la zona de propietarios y residentes,  contaba con tres laderas, donde predominaba las encinas, el suelo cubierto de brezo y ulagas. En ese  tiempo había un número adecuado de piezas, a tal extremo, que era el espacio sobre el cual se hacia el estudio cinegético de todo el Coto. Lo cazábamos siete escopetas.
Yanco un gran danes y mis dos bracos Dina y tristón y Lis mi perdiguera
Ese  día me encamine  a la linde del coto, para dar una mano a las perdices, más de uno hemos pensado como son tan listas que saben cuando están dentro o fuera del cazadero, como si conocieran  donde están las tablillas y su función.
Antes de llegar al final de la ladera había una cárcava donde los conejos se sentían  como en casa, tenían unas huras de cientos de años,  cuando pegaba el sol tan bien te podías encontrar con las perdices, o la liebre.
Cuando iba andado, por un camino marcado por los tractores  al bajar la leña, y  mi braco Tristón
Se encontraba mateando a mi derecha, en esto que me ha arrancado una liebre del borde del camino, la he tirado tres tabanazos, y a criar. Ha llegado el perro,  salió corriendo detrás de ella.
Al rato ha vuelto como diciendo, esta bueno, este perro he contado que era muy particular, y tenía mucho carácter  y una  personalidad única,  solo cazaba con migo, y cuando lo dejaba al compañero.
Como le fallara unas  codornices seguidas,  se le marchaba al coche.
Un buen cazadero
Reanudamos la marcha y cogí la línea de las tablillas, el Tristón había cogido el peón de las perdices y se encontraba unos cuarenta metros dentro del otro coto, me estaba haciendo la mano.
Pasamos la zona completa de los conejos, y teníamos unas matas de encinas conjuntas de los dos cotos, la cazaba el primero que llegaba, el Tritón estaba clavado, su muestra me indicaba que las perdices estaban cerca, he salido al claro,  tres perdices arrancaban en el límite de tiro
solo me dio tiempo de un disparo, el mismo resultado, nada.
De mi padre no sabía nada, seguí dando la línea de las tablillas, el perro cazando muy bien. En el transcurso de la mañana había visto tres perdices y una liebre  y cuatro disparo.
He bajado a una vallejada, con una junquera con agua, el Tristón se detuvo a beber,  yo seguía,
andando,  sin más me ha arrancado la liebre, dos disparo y nada. El perro asustado,  mirándome, como preguntando   ¿Que ha pasado ?, ¿ A que has tirado?.
La mañana se complicaba, mucho ruido, nada que colgar, en esto que se han presentado mis dos perras, a lo lejos venia  mi padre. Le he contado la mañana tan desastrosa que llevaba .
El había tirado a una perdiz,  se le había ido. Hemos acordado, una vez que las perras me han visto, ir juntos en dirección al remolque, para sacar a la perdiguera.
Zona de ladera de perdiz
El se desplazaba, por la orilla de una  tierra,  yo arriba por media ladera, los perros, los tres delante de nosotros a buen ritmo, en esto que me ha saltado una liebre de los pies, la he tirado dos fogonazos en tres metros, cuando he querido enderezar mi posición y efectuar el disparo que me quedaba, la he perdido de vista, han llegado los perros, mi padre preguntándome que a que he tirado, no daba crédito a lo pasado, tres liebres, o la misma tres veces siete tiros, y  a  criar.
Pues eso no es todo, a un tire a tres perdices mas, había tirado a siete piezas, el doble de disparos, y lo único positivo el almuerzo que había preparado mi madre, costilla frita seca, y tortilla de patata. De postre nueces y mandarinas.
El Tristón estuvo una semana sin hablarme.

L a semana siguiente a este desastre, siempre te crea dudas, unido al cachondeo en el trabajo de los clientes, de los  amigos,  una vez  que los había contado todo lo sucedido.
Desde que se me había olvidado el disparar, a que menudos soldados tenía. Yo aguantando estoicamente todo lo que me venía.











El Tristón era unico -si le fallabas mucho - se marchaba al coche
La verdad es que los tenía muy mal acostumbrados, los domingos se presentaban donde trabajaba,   venían a contarme su salida,  lo acontecido, y yo tenía que enseñarles las fotos de la cacería del Jueves. Por eso tengo tanto material fotográfico, son 20 años los que trabaje de camarero, en el mismo sitio y la mayoría de las salidas las fotografiaba.
El Sr. Santamaria ,Tristón y Noak, la Liebre y un conejo y...
Pues nada, siempre realizo el mismo  recorrido envolvente  de la línea de tablillas del   coto, para meterlas en las zonas de matadero, me acercaba al cárcavo de los conejos, hoy el Tristón me ha puesto la liebre, que la he cobrado de un solo disparo, al rato he disparado a un conejo, que ha hecho la trescolita, una frase que empleaba mi padre cuando dan dos o tres botes ,la mañana se presentaba inmejorable, no solo por lo conseguido, más bien por lo bien que me lo pasaría mostrándoles las fotos de las piezas.
Digamos que hace más de treinta años,  hacíamos estos  post y sin saber  que hoy sería  una forma  muy usual ,sin distancias ni fronteras
Solo pensaba en el Domingo

La liebre siempre he pensado que fue la de la semana anterior, no puedo certificar si es la misma  la que me salió tres veces, pudiera ser,  todo sucedió en un radio de doscientos metros.
La mañana transcurrió con normalidad, mi padre  tiro a dos perdices, pero lo que realmente había cogido eran tres kilos de setas de pie azul, nosotros las llamamos  de tronco azul, las había metido en el chubasquero.
Noak y mi padre
Cuando miro estas fotos, el tiempo que ha pasado.  Me doy gracias por ser tan apasionado ya
en aquel momento y  realizar las fotografías,  que gracias a ello, lo vemos hoy

Post realizado por Jesús José

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