lunes, 22 de abril de 2013

CON LA PRIMAVERA VUELVEN A LA VIDA ENCUENTRO CON REPTILES



CON LA PRIMAVERA VUELVEN A LA VIDA

    ENCUENTRO CON REPTILES

Sin querer, en un momento de nuestras salidas a campear, quien no se ha topado con una serpiente, más allá de que sea venenosa o no.

No hace nada   pero.... (F.Enrique)
En mis andanzas campestres, no solo  las venatorias, en muchas de las otras marchas de pequeña y alta montaña me he topado con un buen numero de víboras, culebras, lagartos y demás.
He tenido la suerte de que a mí, lo único que me ha picado ha sido  alguna avispa o alguna abeja.
Mis soldados no han tenido tanta suerte.
Solo su presencia intimida   (F. Enrique)
La primera picadura, que yo observe, en mi vida, fue a Táhis, una setter  que crio mi mujer
cuando éramos novios. Fue en la época de la codorniz, un día a media mañana, no recuerdo cuantas codornices habíamos cobrado, pero creo recordar que estaba contento, en esto que veo a mi setter dar un salto y un chillido, la miro y en segundos, se la empezaron a caer las babas, la boca abierta,  no se movía, llamándola y que nada. En esto que se acerca mi padre y me dice, que le pasa a la perra, digo no se, ha chillado,  me dice; meda que la ha picado una culebra.
Me los picaron a los dos
Me acerco, porque ella no se movía, y me pongo a observarla, y en el lateral del labio superior, veo una gota de sangre, lo de las babas y la boca abierta era  impactante, nada que ni hacia indicios de moverse.
Ante tal situación le digo a mi padre, vamos al pueblo, voy a preguntar a Marcial,(el pastor) sabía  que el  pastor del pueblo  con frecuencia se encontraba en esta situación, ese día, era domingo, y llegar a casa , a Torrelavega, eran tres horas.
La Tahis, su caza : la Sorda y la Codorniz 
La cogí en brazos, y nos encaminamos al coche, tardaría más de media hora en llegar al coche
Y otros diez minutos  en llegar al pueblo.
Rápidamente, paramos en la puerta  de Marcial, llamamos y salió su señora, preguntamos por él, y estábamos contándola lo que pasaba, en esto que apareció, con una pequeña navaja en la mano, nos estaba escuchando la conversación.
Bajamos del coche a la Tahis,  no se tenía, la mirada perdida, y empapada de hilos de babas, el señor palpo donde nosotros intuimos que la había picado, sin mediar palabra la pego un tajo y apretó con fuerza, la perra seguía inanimada.
Lo primero que hizo mientras sangraba, fue coger unos ajos, los pelo,  los machaco  y restregó en toda la zona cortada.
Me dijo, no la muevas, ponla a la sombra, y dale agua con unas gotas de vinagre y azúcar.
Tengo que decir, que pasaron cinco horas, se incorporo  y fue en nuestra búsqueda.
Mi padre había estado todo el rato con ella, yo me había hachado un poco la siesta, habíamos cazado el día anterior.
Serian las seis y media de la tarde, disponíamos de tres perros mas, nuestra intención era ir a dar una vuelta.
Mi padre se quería quedar con ella, en esto que llego, el Sr. y  pregunto,  le digo creo que hace un ratuco que se ha incorporado.
La miro y nos dice, está bien, no creo que sería una víbora, se ha recuperado muy pronto.
Me estaba preparando para marchar,  la Tahis, me miraba, Marcial estaba ablando con mi padre y me dice, creo que debieras llevarla, que si se queda aquí sola, lo pasara peor, pones el coche a la sombra , abres el remolque  y se quede con tu padre.
Realmente, nos parecía un poco prematuro, pero nos tranquilizo diciendo. Esto me pasa a menudo con las ovejas  en pleno campo y al final del día todas han regresado a casa.
Con las mismas, nos  marchamos a dar una mano, nuestro coto lo teníamos a diez minutos,
Llegamos a una zona que yo llamaba la línea.
Era un Rio, que estaba en el coto del vecino, a 20 metros de la tablilla de separación. Por la tarde era la zona donde se encontraban, tomando el fresco.  Yo abatía las codornices desde la tablilla. El trayecto seria de cien  metros en paralelo,  el sitio era inmejorable.
La única vez que me quede sin cartuchos, fue en esta zona.
Mi padre se quedo con la perra a la orilla del rio,  yo me fui a la línea divisoria, llevaba al San, la Noak, y a Dic el perdiguero.
Había cobrado una docena de codornices en una hora más o menos, cual es mi sorpresa que
mi fiel Tahis estaba a mi lado moviendo el rabo y mi padre riéndose detrás de ella.
No paraba y me daba pena, cada vez que tirabas, se llevaba un sobresalto, quería venir,
Avatí dos codornices con ella, y nos fuimos.
El lunes la llevamos al veterinario, y nos dijo, que tuvimos suerte, no la había inoculado mucho
 veneno.
El si que es una leyenda  el SAN
A partir de ese  día en mi botiquín, no falta urbason , ni polaramine . Me han picado a dos soldados más, y con suerte sin complicaciones.
Al  Dyc, mi perdiguero en la papada, y al San (este era más que soldado con el aprende la mayoría de lo que se ), en el brazuelo, se le hinchó mucho la cabeza, le pusieron  un suero  o una vacuna  no recuerdo muy bien.
Una victima mas,pero sin consecuencias, miperdiguero Dyc
En mis salidas de rutas, las he visto de muchas clases y colores, por suerte solo una vez pude
Salir mal parado al poner la mano a centímetros de ella  al saltar un arroyo, estaba enroscada tomando el sol.

Post realizado por Jesús José

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contador de Visitas