martes, 12 de febrero de 2013

LA HISTORIA DE UN NIÑO UN TIRAGOMAS Y UNA PERDIZ

                          Historia de un Niño un tiragomas y de  una Perdiz.


YA SABIA QUE ESTO ERA LO MIO
Mis inicios como  Cazador . Que importante es tener una infancia Feliz
Por Jesús  José.
Tendría  yo,  seis  años,  vivía  en la falda de esa montaña , donde nací ,la Peña Amaya. Mi  padre , como cazador y como padre sabía lo que a mí más me gustaba. Si podía, me traía algún igualón de perdiz , o  cogía alguna a lazo,(en él nido)con un lazo de pelo de la cola de una vaca y una estaquilla de  palo, como soporte,   me llevaba a colocarlos y a revisarlos. Que belleza ver esas perdices, nunca se nos ahogo ninguna,  mi padre tenía una jaula, donde siempre teníamos alguna ,( como yo actualmente) ,dos , recuperadas por  (Diana), heridas, de la semana anterior ,a una le falta un trocito de pata , la otra tiene una ala rota. De eso hace un año y pico. Están preciosas, las tengo como oro en paño, no las falta de nada.
Romeo las visita todos los días , las mira con unos ojos y me mira a mí..


Jesús José

 En el pueblo donde nací, Puentes de Amaya, Hoy desaparecido, solo en la memoria de los que allí hemos nacido y vivido. La única actividad que teníamos, era ir a la Escuela. En invierno llevábamos  una lata de ascuas encendidas, para paliar el frio en una única habitación , donde nos enseñaban a leer y poco más ,con mi edad.
Por la tarde ,o los días que nevaba mucho y no había que ir, desde la ventana de la cocina, con una cuerda , una Gária (un horquillo para la paja ) , que tenía una red, (como un retel de pescar ) y una caja de galletas ,poníamos dentro   trigo ,y  algo de pan, mi padre y yo  atrapábamos , gorriones, solo por el placer de tenerlos en la mano  y luego soltarlos. Mi madre hacia unas rosquillas, inolvidables, las llamábamos las borregas.
Y las tareas ,propias de un niño de seis  años .Como mi afición era tan desmesurada, que mi padre termino por prepararme un tiragomas, y me prometió, que cuando tuviera edad, me compraría, una escopeta de perdigón. Cuando había poca nieve, colocábamos cepos para cazar , tordos, que vivían  en el campanario de la Iglesia. Utilizábamos unos gusanos,(Orugas)
Que vivían en los troncos secos de las zarzas.
Cuando salía al campo, con mi familia a los quehaceres  propios de la recolección, de los cereales . Que era  en la época de  la caza de la Codorniz,  todo mi afán era buscar, las vainas de los cartuchos, de cartón, y  guardarlos como un autentico trofeo.
En una de estas salidas de búsquedas de trofeos, cobre mi primera Codorniz. Vi como se voló y
Vi donde se dio.
Ese día estaba cuidando, las vacas, y por ello llevaba un palo de roble encina, muy curioso por cierto. Los niños , de una edad parecida, jugábamos también  al jóquey  sin saberlo con nuestros garrotes, muy parecido a los actúales,  con los que se juega en hierba ,  de pelota, un canto de Rio. Realizábamos nuestros partidillos.
Pues me  encamine al tornillo de paja, donde se había posado la codorniz, salió volando y la tire el palo, y con tan buena suerte la mía, la  rompí el ala.
Fijaros mi trofeo y el contento de mi padre. Estuvo en casa, en una caja de galletas, la dimos lo que se les daría a las gallinas, me imagino, pero falleció.
Mi padre, era un hombre muy observador, me vio  como estaba y no me dijo nada  , como hombre de campo, veía sin mirar.
Sí, es una forma de definir, el que todo cazador que se precie, debe hacerlo , tendrá  la mirada a la lejanía y solo fijara la vista  a cualquier movimiento, o vuelo. Siempre te da más tiempo de reacción, que si vas con la cabeza mirando al suelo.
Localizo, un nido de Perdiz, en una Ulaga (  un escajo  ), al lado de la tapia del  Campo Santo ( Cementerio ).
Todos los días me llevaba a verla salir , y cuando no estaba ,yo iba  y contaba sus huevos.
Saco doce pollos,  era una gozada correrlos, los tenía a menos de cuarenta metros de mi casa
Y cuando mis padres, no me veían, no tenían más que darme una voz.
Ya sabían dónde  estaba.
Ese bando de perdices, tenía un nombre, el bando de la  Viñuela , del camino de Balde Amaya, no me preguntéis  porque.
No sabría responderos, quizás  , algún vecino, en ese alto  tuvo una viña o cerca, donde se movían   ellas,  es muy propio dar motes o lugarismos  , como forma de identificar un suceso ,o algo que aconteció, o existió  en ese lugar.
 Como recuerdo esos   momentos  ,  porque aun cuando ha pasado el tiempo ,(cincuenta años) fue ayer. Un poco que recuerdo, lo que mi padre me contaba , cuando íbamos de cacera, como me gustaba que me lo contara, y algo más que ha ratificado mi hermana.
 Mi padre, las dio buenas carreras, de la Viñuela, al Peral, del Peral  al Arenal, del Arenal al Hoyo, del Hoyo a la Fuente del Barrio y de la Fuente del Barrio, a la Viñuela,  nada menos que  con el Señor  Cura, Don Javier, (que también era cazador y compañero de caza de mi padre) , que me Bautizo y me Caso, fijaros si lo  mío , no viene de cuna
Ya de adulto, por qué mayor soy ahora, ya las di  algún recorrido que otro, cobrando en su día, algún ejemplar, bravas   bravas , eran esas Perdices. Luego, como en la mayoría de los Cotos, primo el negocio, y  que aparte   de  mermar  considerable mente  su  población , se soltaron algunos ejemplares y se produjo algún mestizaje.
Que os parece la pinta de cazador, que tengo en la foto.
Realizado por Jesús Como os había prometido de vez en cuando, os contare un Cuento, eso sí de Caza.

1 comentario:

  1. Lo llevas en la sangre, eres un "bicho de monte" dicho con todo el repeto. Como me gustaría vivir más cerca tuyo y echar cuatro tardes en el monte.
    Seguro que aprendería más que en cuatro años de universidad.
    Un abrazo figura.

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