LO FACIL QUE ES PERDERSE O
LESIONARSE
LA CLIMATOLOGIA Y LA CAZA
De todos es conocido
el riego que supone la aparición de cambios brucos en la meteorologia, la
aparición de la niebla. Voy a contar tres experiencias, por las cuales doy fe
de las dificultad y el riesgo a que se enfrenta, quien no sea consciente y
esté preparado en todo momento para tal
eventualidad.
Un dia de carama y hay que esperar |
No solo hay que ser consciente al portal un arma, y a un mas su utilización en cada momento.
Estos últimos años, los accidentes en el ejercicio de la
caza a aumentado, se tiene constancia, del aumento de accidentes fortuitos, en
lo que se ha denominado bala perdida.
Mismo coto misma zona en un dia otoñal |
A lo cual se ha
intentado dar una solución, limitando la dirección de disparo a zonas abiertas,
o sea, que carezcan de referencia de
destino final del disparo. Tan bien se
han incorporado instrumentos de señalización visual, carteles en zonas de
montería y EPIS, equipos personal de identificación visual, en los dos colores
más visibles y homologados, en naranja y verde pistacho.
Yo le llamo traje de espantapajaros, pero si noto que el compañero me ve |
Esto con niebla sique siendo insuficiente, siendo el sentido
común y la preparación adecuada de cómo debe comportarse
en ese momento, por parte del cazador. Comenzando
por descargar el arma, y suspender toda
actividad venatoria.
Mi experiencias se han limitado a la caza de volatería, y
ninguna, como consecuencia de disparo, las experiencia se ha limitado a
perdidas de orientación y desplazamientos en unos cuantos kilómetros de la zona
de caza.
La primera vez que me encontré en una situación de
desconocer donde me encontraba, fue cazando la becada, en una zona muy
frecuentada por mí, y de la cual consideraba dominaba su
Orografía.
Este cazadero estaba situado en la ladera de un pantano,
cuyo nombre es el mismo que el de su pico y pantano de, El
Alsa.
Zona de roble, con regatadas, y escaleras de Pinos. De
sopetón ha llegado la niebla, y creyéndome en todo momento donde me encontraba,
y sin esperan a que se centrara o desplazara la misma, ME HE PUESTO EN MARCHA.
En la montaña, todo lo que sea positivo para salir de una
situación como esta, es bien venido
Pero hay que ser muy consciente, tener
sangre fría y sopesar todas las iniciativas.
Yo tome una que me pareció apropiada, me desplazaba por un
escalón de Pinos en busca del cortafuegos
y descender a las proximidades
del pantano, bordearle y llegar al coche.
Cual fue mi sorpresa, tome la dirección opuesta, casi me voy por un barranco, un cortante
artificial que habían realizado para ampliar la carretera, si no es porque me
tope con un rail de los de las vías de tren, clavado en el talud, me hubiera
despeñado. Baje por la orilla del cortante hasta que pude acceder a la
carretera y subir a por el coche. De lo que yo pensé que hacía.
No resulto nada igual.
Esta vez fue en mi coto de siempre, cazando dieciocho años,
estaba cazando con mi padre.
Y tambien que lo conocia y me perdi |
Y subió la niebla de abajo hacia arriba y nos dejo en lo que
aquí se denomina una térmica
Estábamos como encima de una nube, no se distinguía nada en
kilómetros a la redonda .
Este dia el Sr. Santamaria hizo un doblete |
Yo cansado de esperar, y con la tensión de no saber que era
de él, me aventure a ir en su búsqueda,
y marque en mi mente la dirección que por mi situación, cuando me abordo la
niebla, intuía que tenia, me desplace como dos kilómetros, y pase por una
carretera, por la cual había pasado gran parte de mi vida, yo pensaba que iba
bien al pueblo y me desplazaba en dirección contraria, gracias a una pila de
graba, de las que se dejan en las orillas de las pistas, me hizo recobrar la
razón, y me centre donde me encontraba.
Una muestra de cuanto cuidado debemos tener |
Durante unas horas, no fui
consciente de lo que hacía.
Y este tercer suceso, también fue en la caza de la becada, y
con mi compañero del alma, mi padre el Sr, SANTAMARIA, COMO LE LLAMABA YO DE CACHONDEO.
Cazábamos un hayedo de grandes dimensiones, muy controlado,
porque lo visitábamos con frecuencia y
siempre realizábamos las mismas maniobras, teníamos los puntos de
referencia
Muy concretos, también sabíamos que la niebla le visitaba con
frecuencia, al tener dos pantanos en un radio muy corto, el pantano del Ebro, y
el de Aguilar, pero nos sentíamos seguros, normalmente se posaba en su entorno,
pero rara vez penetraba dentro
El Hayal de Celada Marlantes |
Ese día habíamos cobrado una becada nada más entrar, y en la
zona que nos encontrábamos también había un bando de perdices, se podían cazar, así como la liebre, estas no bajaban de
cuatro kilos. Seria por los años
noventa, pues se vedo su caza en el noventa y tres .
Cobrar una pieza en estas alturas es unico |
Una vez que habíamos cobrado la becada, me desplace a la
ladera de enfrente, que estaba limpia, y frecuentada por las patirrójas de montaña.
Sus dimenciones y su color son unicos |
Pues cada uno nos dirigimos a lo que habíamos hecho
referencia, mi padre a ver una cabecera de la mata del hayedo y yo a las
perdices.
Ha entrado la niebla y poco a poco ha cubierto las
inmediaciones de todo el hayedo y la ladera donde me encontraba.
Yo me he acercado a la mata y he descendido poco a poco esperando que se incorporara mi
padre, y acercarnos donde teníamos el coche, yo cada vez a minoraba mas el paso, la preocupación me invadía, no había
señales ni de él ni de las perras, mi padre, como he manifestado, era una
persona muy preparada, y muy consciente en sus actuaciones, no me parecía
normal, que no me encontrara con él.
El viaducto del tren - Celada Marlantes |
En el transcurso de una media hora que yo llevaba esperando
impaciente en las inmediaciones del coche, han llegado mis chicas y a un metro
detrás él.
Se sienta y me cuenta, se había encontrado a una persona
perdida dentro de la mata, sentado y sollozando, no sabía dónde se encontraba, estaba agotado, llevaba toda la mañana perdido,
Se había perdido, sin
niebla, estaba desorientado, me conto que le dio unos abrazos y lloraba de
alegría, le digo que llego un momento de angustia que no sabía ni mirar el
reloj, ni en qué momento del día se
encontraba.
Había ido a dar una vuelta,
tenía el coche aparcado en el pueblo muy cerca del hayedo de
Celada Marlántes , cuyo nombre tiene su Hayedo, el hayedo de
Celada, en el alto del Puerto de Pozazal.
Le había llevado hasta el coche, me conto que en su vida no había visto algo parecido, se encontró una persona hundida, me contaba
que le dijo que nunca le podría pagar lo que había hecho por él, le había
devuelto a la vida.
Una becada y mis bracos Triston y Dina |
La verdad, es que a un cuando hemos pasado momentos de
desorientación, nunca han tenido que ir en nuestra búsqueda, pero siempre ha sido
una experiencia que nos ponía en guardia, y que te hacia reflexionar.
Esto que cuento, siempre se lo he puesto de manifiesto a mí hijo, cuando va
solo, para que piense que no se puede confiar y que siempre hay que estar
alerta.
Post realizado por Jesús José
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