CON LA PRIMAVERA VUELVEN A LA VIDA
ENCUENTRO CON REPTILES
Sin querer, en un momento de nuestras salidas a campear,
quien no se ha topado con una serpiente, más allá de que sea venenosa o no.
No hace nada pero.... (F.Enrique) |
En mis andanzas campestres, no solo las venatorias, en muchas de las otras
marchas de pequeña y alta montaña me he topado con un buen numero de víboras,
culebras, lagartos y demás.
He tenido la suerte de que a mí, lo único que me ha picado
ha sido alguna avispa o alguna abeja.
La primera picadura, que yo observe, en mi vida, fue a
Táhis, una setter que crio mi mujer
cuando éramos novios. Fue en la época de la codorniz, un día
a media mañana, no recuerdo cuantas codornices habíamos cobrado, pero creo
recordar que estaba contento, en esto que veo a mi setter dar un salto y un
chillido, la miro y en segundos, se la empezaron a caer las babas, la boca
abierta, no se movía, llamándola y que
nada. En esto que se acerca mi padre y me dice, que le pasa a la perra, digo no
se, ha chillado, me dice; meda que la ha
picado una culebra.
Me los picaron a los dos |
Me acerco, porque ella no se movía, y me pongo a observarla,
y en el lateral del labio superior, veo una gota de sangre, lo de las babas y
la boca abierta era impactante, nada que
ni hacia indicios de moverse.
Ante tal situación le digo a mi padre, vamos al pueblo, voy
a preguntar a Marcial,(el pastor) sabía
que el pastor del pueblo con frecuencia se encontraba en esta
situación, ese día, era domingo, y llegar a casa , a Torrelavega, eran tres
horas.
La Tahis, su caza : la Sorda y la Codorniz |
La cogí en brazos, y nos encaminamos al coche, tardaría más
de media hora en llegar al coche
Y otros diez minutos en llegar al pueblo.
Rápidamente, paramos en la puerta de Marcial, llamamos y salió su señora,
preguntamos por él, y estábamos contándola lo que pasaba, en esto que apareció,
con una pequeña navaja en la mano, nos estaba escuchando la conversación.
Bajamos del coche a la Tahis, no se tenía, la mirada perdida, y empapada de
hilos de babas, el señor palpo donde nosotros intuimos que la había picado, sin
mediar palabra la pego un tajo y apretó con fuerza, la perra seguía inanimada.
Lo primero que hizo mientras sangraba, fue coger unos ajos,
los pelo, los machaco y restregó en toda la zona cortada.
Me dijo, no la muevas, ponla a la sombra, y dale agua con
unas gotas de vinagre y azúcar.
Tengo que decir, que pasaron cinco horas, se incorporo y fue en nuestra búsqueda.
Mi padre había estado todo el rato con ella, yo me había
hachado un poco la siesta, habíamos cazado el día anterior.
Serian las seis y media de la tarde, disponíamos de tres
perros mas, nuestra intención era ir a dar una vuelta.
Mi padre se quería quedar con ella, en esto que llego, el
Sr. y pregunto, le digo creo que hace un ratuco que se ha
incorporado.
La miro y nos dice, está bien, no creo que sería una víbora,
se ha recuperado muy pronto.
Me estaba preparando para marchar, la Tahis, me miraba, Marcial estaba ablando
con mi padre y me dice, creo que debieras llevarla, que si se queda aquí sola,
lo pasara peor, pones el coche a la sombra , abres el remolque y se quede con tu padre.
Realmente, nos parecía un poco prematuro, pero nos
tranquilizo diciendo. Esto me pasa a menudo con las ovejas en pleno campo y al final del día todas han
regresado a casa.
Con las mismas, nos
marchamos a dar una mano, nuestro coto lo teníamos a diez minutos,
Llegamos a una zona que yo llamaba la línea.
Era un Rio, que estaba en el coto del vecino, a 20 metros de
la tablilla de separación. Por la tarde era la zona donde se encontraban,
tomando el fresco. Yo abatía las
codornices desde la tablilla. El trayecto seria de cien metros en paralelo, el sitio era inmejorable.
La única vez que me quede sin cartuchos, fue en esta zona.
Mi padre se quedo con la perra a la orilla del rio, yo me fui a la línea divisoria, llevaba al
San, la Noak, y a Dic el perdiguero.
Había cobrado una docena de codornices en una hora más o
menos, cual es mi sorpresa que
mi fiel Tahis estaba a mi lado moviendo
el rabo y mi padre riéndose detrás de ella.
No paraba y me daba pena, cada vez
que tirabas, se llevaba un sobresalto, quería venir,
Avatí dos codornices con ella, y
nos fuimos.
El lunes la llevamos al
veterinario, y nos dijo, que tuvimos suerte, no la había inoculado mucho
A partir de ese día en mi botiquín, no falta urbason , ni
polaramine . Me han picado a dos soldados más, y con suerte sin complicaciones.
Al
Dyc, mi perdiguero en la papada, y al San (este era más que soldado con
el aprende la mayoría de lo que se ), en el brazuelo, se le hinchó mucho la cabeza,
le pusieron un suero o una vacuna
no recuerdo muy bien.
Una victima mas,pero sin consecuencias, miperdiguero Dyc |
En mis salidas de rutas, las he
visto de muchas clases y colores, por suerte solo una vez pude
Salir mal parado al poner la mano
a centímetros de ella al saltar un
arroyo, estaba enroscada tomando el sol.
Post realizado por Jesús José
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