Cielo y Tierra Fotografias con Alma

domingo, 2 de junio de 2013

CONOCI UN AÑO QUE SE AGOTARON LOS CARTUCHOS DE PRIMERAS MARCAS







CONOCI UN  AÑO  QUE  SE  AGOTARON   LOS CARTUCHOS  DE PRIMERAS  MARCAS




A un cuando parezca  extraño, yo he conocido un año en que los cartuchos  escaseaban.
Hemos pasado del 12 al calibre 20


Del año no me acuerdo, pero sería  en la década de los ochenta. Tuvimos tres años muy buenos de codorniz
Por aquel entonces disponía de Un pointer el Sán I mi perdiguero Dyc, una setter , Tahis y una epagneul francés Noak.
Noak Epagneul Frances


Ese año disponíamos del siguiente armamento, mi padre de una paralela y yo de una superpuesta las dos marca Laurona , calibre 12.
Pasado y presente


Antes de comenzar la temporada, el acopio de cartuchos, veía a ser un cajón de 250 cartuchos más los que te quedaran de la temporada anterior, la cantidad exacta no me recuerdo, pero calculo que unos cincuenta  mas.
En mi trabajo /camarero/,  por mi afición a la caza, el hablar de ella, era  el tema estrella, no había día que no vinieran cazadores a darle a la sin hueso.
La verdad, es que a mí  hablar de caza, eso era una forma de trabajo estimulado, era una guerra abierta, pues el dueño del negocio en su día  también es  cazador, Antonio el dueño de mis ^^Bretones Dekan y su hijo Sol^^ la apertura de la media veda se venía preparando un mes antes.
Mi madre pagaba la tarjeta del coto, la de mi padre  y la mía, digo mi madre porque era ella la que me daba el dinero para ingresar en la caja de ahorros.
Yo compraba los cartuchos, pagaba las licencias seguros y alguna cosa más que necesitáramos
algúno de los tres , mi padre mi mujer y yo.

El San I y la Tahis
Teníamos dos tarjetas, para tres.
El día de descanso que coincidía con mi mujer, íbamos solos.
Ese año un cliente de la Cafetería,  que se llama Jesús,  me ofreció su repetidora, una Breda.
En un principio, me parecía que no iba a ser capaz de adaptarme a ella, y llevaba las dos.
Fue un año magnifico de codorniz, no voy a decir el numero, pero cobramos unas cuantas.
Me encontré en seguida muy a gusto con la repetidora,  le daba al gatillo como cosa mala.
Hasta tal punto que acabamos los cartuchos, fui a comprarlos a Herrera de Pisuerga ,no había  el cartucho habitual, ni de nada conocido.
Todos tiene su efectividad
Me recuerdo que solo había una marca que ponía  Ansar, eran azules, solo os contare que tenía un palo para sacar la vaina, porque la uña expulsora, rompía el culote, era muy corto, no había otra forma de sacar el cartucho vacio. Tenía que meter el palo por el cañón y empujar.
Fue el mejor año de codorniz que he tenido  en toda mi vida, a día de hoy no creo que lo supere nunca.
Tenía  la línea.
A ochocientos metros la linde /la linea/
Mi línea de la muerte, de la cual disfrute unos  diecisiete años seguidos.
Un arroyo paralelo a la linde de mi coto, a unos veinte metros dentro del coto del vecino, mis soldados, no salían del arroyo, único punto con agua, y donde mayor concentración de codorniz había.
Los años que había codorniz, las tardes eran mortales, cogía cincuenta cartuchos, entonces yo siempre llevaba esa cantidad, cuando partía del coche.


La liena marcada por los girasoles
Y desde la alambrada imaginaria, no las daba tregua, ponía un polichoque cerrado para que agrupara  los perdigones,  pues salían algo largas, /cuatro estrellas/ porque el cañón era liso.
Una tarde me quede sin cartuchos, el coche a  un kilometro,  os contare, que por tragón, cuando solo me quedaba un cartucho, espere haber si salían dos juntas para tirarlas y no mate ninguna  jaja…
Creerme que es verdad, mientras tanto mi padre con mi epagneul  francés, y la setter no salía del rastrojo, todas las codornices viejas eran suyas, con la mitad de piezas que yo, hacía unos coloños.
Noak  la /epagneul francés/ era única, no dejaba en su empeño, esas codornices resabiadas
que saltaban en el morro del perro cuando esta puesto y se le queda una cara de tonto, como diciendo, si esta aquí.
Siempre bien acompañado
Yo a veces cuando había dado la vuelta a la línea, me acercaba donde mi padre,  las tiraba, el no las había visto, me decía, a que has tirado, y hay venia una de ellas con la pieza.
Esta tropa de soldados tenía estas características.
La Noak ha sido lo mejor que he tenido en rastrojo limpio, sin paja, era  única, todas las codornices  viejas eran suyas,
Noak y Linda
 a si como la setter ,/ Tahis/ lo suyo eran las linderas, orillas de pistas  y caminos.
Tahis
Mi Pointer el San,

SAN  I
 mi maestro /el me enseño a cazar/ era muy completo, único, solo tenía un problema era delicado de cascos,  le preparaba con aceite de enebro antes de empezar la temporada, para endurecerle el callo y no se le quemara.
 En cuanto a mi perdiguero Dyc era voluntarioso,

Todo presencia
 y a la vez  espectacular, se distorsionaba tanto  en las muestras, que daba gusto verle. Cobraba dobletes, como no he visto a ninguno.
Perro que cazaba muy bien las perdices, mi récor en un día, lo tengo con él.
Este dia me cobro dos que no eran mias
Los  Franceses, con los que siempre me encontraba todos los años, en el pueblo donde nací /Puentes de Amaya/  al lado de la fuente a la hora de comer. Me dieron un producto que después he comprado yo ^^ acido pícrico ^^, para las quemaduras y desgaste del cayo.
Ellos  me facilitaron  la Noak.
Esa zona no la podíamos cazar los del pueblo. Nosotros teníamos  una zona determinada, dentro del coto del ayuntamiento,  solo para propietarios y residentes.

Pues ese año fue impresionante, no solo en mi coto, en toda la zona.

Claro está lo que os estoy contando tenía que contárselo yo a mis clientes y amigos al día siguiente de la cacería,  tenía que demostrar lo que les contaba, con fotos.
Dos hermanos el San II y Ulises
De ay, es el que disponga de tanta fotografía, estos eran unos  incrédulos, tenía que revelar las fotos para poder demostrarlo. Hace treinta y seis años que vengo haciendo post.
Orgulloso de mi padre y orgulloso de mi hijo
Pero que recorridos les daba, está mal decirlo,  tenía pocos rivales que cobraran tantas en un día  como yo, bien es cierto que al final de temporada, ellos habían cobrado mas, pues también iban más días.
 Decía mi madre, hay hijo, no sé cómo lo haces, pero siempre traes algo.
Era mi más fiel admiradora, me preparaba /bueno y a mi padre/ la tortilla, los filetes, o costilla frita /seca, escurrida del aceite/ a un tengo la fiambrera.

Que importante es saber que te estan esperando


Junto con mi mujer y mi hijo esperaba nuestro regreso.


Aparcaba el coche,  los vecinos a la ventana, haber que traes hoy, fulano a traído tantas, yo callado.
Y cuando ya habíamos bajado las bolsas de la comida y los pertrechos de mi padre, descolgaba
los manojos que traía amarrados en las manecillas del lateral del techo  del coche. Entonces  el cazador traía las perchas a la vista.
No se puede pedir más


Todos asustados /no siempre/  pero alguna vez que otra traía buenas perchas.

El numero de ellas es lo de menos


Pos realizado por Jesús José

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